ISSN-L: 0798-1015 • eISSN: 2739-0071 (En línea) - Revista Espacios – Vol. 45, Nº 2, Año 2024 • Mar-Abr
DE LEÓN C.H. et al. «La brecha de conocimiento sobre inteligencia artificial entre catedráticos y estudiantes
universitarios en Guatemala: percepción desde el punto de vista del docente»
doctorados para ser un buen catedrático; esta característica, está más influenciada por las capacidades y
habilidades de adaptación a la gran influencia tecnológica sobre la educación (Clavijo, 2018).
Entre las competencias que estos deben de poseer, se clasifican frente a cada uno de los 4 procesos que realiza
el docente universitario; estos son, docencia, de gestión, de investigación y por último frente a la proyección
social. Para desarrollar la actividad de docencia, están las procedimentales, las personales, y las sistémicas. En
cuanto a la actividad de gestión, son más específicas, tales como habilidad de trabajo en equipo, manejo de
plataformas académicas, sentido de responsabilidad, entre otras. Frente a la investigación, debe de tener un alto
nivel en una segunda lengua, así como conocimiento específico en su disciplina, capacidad de síntesis, etcétera.
Para la proyección social, debe de poseer conocimiento del entorno, alto nivel de responsabilidad social, así
como empatía, por citar algunas (Clavijo, 2018).
En una escuela desescolarizada, es impensable que un docente no investigue, ya que esta fluye de la necesidad
humana de preguntar ante lo desconocido y novedoso; los sabelotodo y reprimidos son los que no preguntan y
no tienen cabida en este tipo de educación (Calvo, 2017). La desescolarización, según Illich (2020, p.11), critica
el monopolio que ejerce la escuela sobre la educación. Para desarrollar este modelo de manera eficaz, es
necesario el conocimiento pedagógico, que exige conocimiento del ser humano y recursos educativos, así como
la dirección intelectual en todas las ramas de conocimiento, fundamentada en la experiencia. El modelo escolar
actual, juntan ambas funciones en uno.
Desde el punto de vista de la Unesco (2023), la tecnología puede facilitar el proceso de enseñanza; una de las
principales ventajas es la personalización para cada estudiante, y tener más tiempo para ejecutar coaching
educativo individual o en pequeños grupos. Otras mejoras que se pueden obtener a nivel instruccional son, las
sesiones pre grabadas, software especializado en práctica, software para complementar y reducir brechas en
temas específicos. El modelo no es perfecto, ya que la individualización puede socavar el aprendizaje
colaborativo.
Calvo (2017), menciona acertadamente que, educar e investigar, son acciones inseparables que nunca llegan a
ser antagonistas entre ellas; ambas se retroalimentan conjuntamente; el educador asombra con un misterio,
mientras que, el investigador trata de develarlo; al realizar estas dos actividades en conjunto, hay veces que se
avanza y otras que se retrocede, con diferentes ritmos, muchas veces la intuición nos dice por dónde se debe de
continuar; lo que provoca que se obtengan serendipias. Estas dos, son una total aventura que desafía nuestros
límites, y que además inspiran a otros; lo más interesante, es que no se tiene seguridad de cuál será el proceso,
mucho menos el resultado. Investigar significa transformar los datos y atribuirle significados especiales.
En lo relacionado a la brecha entre ambos grupos, debemos de partir de la categorización de Prensky (2011),
donde cataloga a los estudiantes como nativos digitales, y a los docentes como inmigrantes digitales, debido al
entorno en que los integrantes del primer grupo se han desenvuelto durante toda su vida; el segundo grupo,
trata de guiar a los primeros en su proceso de aprendizaje, bajo el anterior contexto. Existe claridad que, la
mayoría de cambios educativos no se han dado en el ambiente escolar, sino en redes sociales, donde los alumnos
se convierten en expertos en las materias que les interesan. La educación, con medios tradicionales, provoca
únicamente desinterés y aburrimiento. Lo anterior, se toma como el inicio de dicha diferencia generacional, que
se potencializa con la mencionada IA.
Esta brecha, o fracaso en la informática educativa, como lo describen Nordkvelle & Olson (2005), se debe
frecuentemente a la resistencia de los profesores y falta de voluntad en su profesión. Para abordar de manera
diferente este problema, se debe de inculcar la tecnología, como algo común y normal en el vocabulario de los
docentes, así como una política educativa que promueva el uso de las TIC masivamente en la educación. Con